Los dinosaurios del Darién

Los dinosaurios del Darién

Yuliana Sofia sueña con ver dinosaurios y rinocerontes en la selva del Darién. La inocencia propia de una niña de 5 años la protege, sin saberlo, de los peligros que va a tener que enfrentar junto a su mamá y papá en la densa selva, como el agotamiento físico por las largas caminatas, la falta de agua y el cansancio por los empinados barrancos que debe cruzar.

En un día normal, Yuliana estaría en la escuela aprendiendo a leer, jugando con sus amigas y haciendo los deberes antes del anochecer. Tendría una casa con un ventilador que aplacaría el calor sofocante y siempre dormiría en su cama. Pero en Turbo, su realidad dista mucho de la normalidad. “No voy a aprender más a leer, no me enseñaron a leer”, dice, ya que sus padres tuvieron que sacarla de la escuela con la esperanza de tener un futuro más próspero en Norteamérica que el que tuvieron durante estos 5 años en Colombia, donde nació Yuliana, después de que sus padres abandonasen su país de origen, Venezuela.

Turbo es uno de los puntos de salida para adentrarse en la selva del Darién. A diferencia de Necoclí, municipio situado a 46 km, la asistencia humanitaria está enfocada principalmente a ofrecer asesoría legal en trámites migratorios, por lo que las necesidades más básicas de la población migrante no llegan a cubrirse. Cientos de migrantes esperan cada día completar el dinero para pagar una lancha, la misma que Yuliana, junto a su mamá, papá, hermanos y primos, montará rumbo a Capurganá. “Me emociona viajar en lancha porque veo casas, un parque, veo que están vendiendo helado”, explica la pequeña. Cuando esté en la selva, espera ver dinosaurios. “Dinosaurios de sus papás, dinosaurios de sus mamás”, dice.

Si Yuliana fuera más pequeña, posiblemente su familia la podría llevar en un “porta-bebé” de tela para que no tuviera que caminar. Aunque ella no lleva maletas, el no tener la ropa y los zapatos adecuados harán su travesía aún más difícil. Además de los peligros naturales, Yuliana también corre el riesgo de sufrir diarrea, deshidratación por falta de agua potable y enfermedades respiratorias.

“No me gusta el arroz frío, ni la mortadela fría. Pero a veces me la como fría”, dice. “Me gusta la zanahoria pelada, mi mamá tiene zanahorias, pero están feas, por eso nos fuimos de la casa porque la nevera está dañada”, añade entre risas. La mayoría de los migrantes, afrontarán el viaje por la selva con escasa comida y muy pocos suministros de agua.

El camino que está a punto de emprender Yuliana es el mismo que han hecho más de 40.000 niños, niñas y adolescentes en el primer semestre del 2023, algunos de ellos no acompañados, convirtiéndose en el año con más tránsito registrado. Desde el 2014, al menos 315 migrantes, entre ellos 43 niños, niñas y adolescentes, han muerto o desaparecido mientras atravesaban el Darién. Sin ser consciente de la dureza del camino que le aguarda, Yuliana sigue soñando con los dinosaurios que espera ver.

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BOLETÍN TEMÁTICO

11/10/2023

DARIÉN – SITUACIÓN DE FLUJOS MIGRATORIOS MIXTOS

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