La calidad de vida de más de 3 mil hogares de personas migrantes y retornadas mejoró con la asistencia humanitaria, según estudio del programa ADN Dignidad

La calidad de vida de más de 3 mil hogares de personas migrantes y retornadas mejoró con la asistencia humanitaria, según estudio del programa ADN Dignidad

La evaluación que midió el impacto del programa ADN Dignidad [*] reveló que los hogares que reciben ayuda humanitaria, cuentan con mayores probabilidades de tener ingresos estables, presentan mayores niveles de satisfacción con su vida y reducen los riesgos de sufrir inseguridad alimentaria, aún 3 meses después de haber recibido la asistencia. La evaluación fue realizada por la International Initiative for Impact Evaluation (3iE) – una de las más prestigiosas organizaciones de investigación de programas sociales -.

Gran parte de la población migrante y de colombianos retornados ha experimentado situaciones de pobreza y vulnerabilidad económica, y ha tenido acceso limitado a bienes y servicios públicos básicos. Para dar respuesta a esa realidad, el programa ADN Dignidad ha brindado transferencias monetarias mensuales, durante seis meses a los participantes, con el fin de salvar vidas, aliviar el sufrimiento y reducir el impacto social y económico.

“Aplicamos una encuesta a una muestra de 3.190 hogares, con 1.532 hogares elegibles y 1.658 hogares no elegibles. Las encuestas se realizaron de manera remota y presencial. Después de hacer el análisis de más de 100 variables e indicadores socioeconómicos, comprobamos que el programa tiene un efecto positivo en aquellos que recibieron la asistencia”, señala Sebastián Martínez, Director de Evaluaciones de 3ie.

Los resultados de esta evaluación y del programa en seguridad alimentaria son muy positivos. El estudio reveló que los hogares participantes presentaron una reducción significativa en el uso de estrategias de adaptación negativas frente a la alimentación: disminuir el número de comidas diarias, consumir porciones más pequeñas o comidas de menor calidad, son algunas de las estrategias a las que recurren los hogares frente a restricciones de recursos.

De igual manera, los participantes de ADN Dignidad tienen más probabilidad de contar con ingresos estables. Quienes no participaron en el programa reportaron ingresos promedio de $312.000 pesos, mientras que, 3 meses después de haber terminado la ayuda humanitaria, los ingresos de los participantes del programa aumentaron en un 15%. También aumentó la probabilidad de invertir en herramientas de trabajo.

La evaluación demostró un aumento en la probabilidad de que los participantes del programa tengan ahorros con un 24% frente a un 19% en las personas no elegibles. Se evidenció también una reducción en la probabilidad de tener deudas: 23% de quienes participaron en el programa reportaron tenerlas frente a un 28%, de las personas no elegibles.

Las transferencias monetarias de ayuda humanitaria, han representado un apoyo para satisfacer las necesidades de los beneficiarios y crear oportunidades para sus comunidades. Juan, habitante de una comunidad que acoge a población migrante en el departamento de Nariño, explica que su sueño siempre fue trabajar por su cuenta: “gracias a ADN Dignidad poco a poco lo estoy logrando. Pude invertir y ahora estoy cosechando tomates. También doy trabajo a la gente de la zona, principalmente a los vecinos. Este beneficio me ha permitido comer y pagar a la gente que me apoya en el campo».

Los hogares reportaron un mayor nivel de satisfacción con su vida (frente a las personas que tienen alrededor) y una menor sensación de inseguridad.

“Hay muy pocas evaluaciones y evidencia sobre el impacto de los programas de transferencias monetarias de asistencia humanitaria en América Latina y el Caribe. El estudio cierra brechas de conocimiento para el país y el continente y permite definir respuestas humanitarias, con base en un estudio econométrico. Los resultados de esta evaluación son de utilidad para quienes definen políticas y programas de respuestas a la situación de la población vulnerable y migrante”, afirma Carlos Aviar, director del programa ADN Dignidad.

Con una nueva fase que inició en octubre de 2022, el programa llegará a más de 150.000 nuevos participantes en zonas urbanas y periurbanas del país, continuando la entrega de asistencia humanitaria y servicios complementarios de nutrición y protección. El programa tiene ahora un nuevo componente que promueve la integración socioeconómica de la población migrante a través de rutas de empleabilidad, emprendimiento y acceso a servicios financieros.

[*] ADN Dignidad, es un programa liderado por la organización humanitaria internacional Acción contra el Hambre en asociación con el Consejo Danés para Refugiados (DRC) y el Consejo Noruego para Refugiados (NRC), con el apoyo del Bureau for Humanitarian Assistance de USAID. Ha brindado asistencia a personas en situación de vulnerabilidad, para que accedan a bienes y servicios básicos como alimentos, vivienda, productos de higiene, entre otros.

Compartir en Facebook Compartir en Twitter
Te puede interesar